En el nombre de Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Amen
Creado a la imagen de Dios: Viviendo una Vida Trinitaria
En nuestra lectura del Antiguo Testamento de hoy, la historia de la Creación, leemos, “Dijo Dios, ‘hagamos al hombre (Adán) a nuestra imagen y semejanza’” (Génesis 1:26). Mientras que no es claro cómo el uso plural se entendía en el antiguo Israel, se ha entendido en la iglesia como un reconocimiento de Dios como Trinidad. Esto viene con la implicación de que nosotros, como humanos, somos de alguna manera trinitarios. Mientras más contemplemos a Dios como Padre, Hijo y Espíritu Santo, más podremos considerar lo que esto significa para nuestras vidas.
En esta homilía, veremos a un elemento de enseñanza bíblica-la imagen espacial de que Dios el padre está por encima de nosotros; Dios el Hijo está al lado de nosotros y que Dios el Espíritu Santo está dentro de nosotros. Primero, veremos a la revelación básica. Después, consideremos que significa que fuimos creados a su imagen. Finalmente, nuestro reto al final, será animarnos a estar abiertos mucho más a Dios y a vivir de manera más completa nuestra vida trinitaria para la fuimos hechos.
1) Dios el Padre: En el primer verso de la Biblia, incluido en la lectura de hoy del Antiguo Testamento, leemos, “En el principio, Dios creó loa cielos y la tierra”. Dios está afuera o por encima de toda la creación. Él trasciende toda la creación y a la vez la llena con su presencia. Como lo escribe San Pablo, “Porque desde la creación del mundo las cualidades invisibles de Dios, es decir, su eterno poder y su naturaleza divina, se perciben claramente a través de lo que él creó, de modo que nadie tiene excusa”. (Romans 1:20).
2) Dios el Hijo: En el evangelio de Lucas, durante el encuentro entre María y el arcángel Gabriel, Gabriel le dijo a ella, “El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Así que el santo niño que va a nacer lo llamarán Hijo de Dios” (Lucas 1:35). En el evangelio de Mateo, un ángel le dice a José en un sueño, “…no temas recibir a María por esposa, porque ella ha concebido por obra del Espíritu Santo. 21 Dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados” (Mateo 1:20-21). Después, escuchamos de Lucas que esto cumple la profecía en Isaías 7;14, la cual dice: “Por eso, el Señor mismo les dará una señal: La virgen concebirá y dará a luz un hijo, y lo llamará Emanuel”. (Mateo 1:23). “Jesús” significa “Yahweh Salva”, mientras que “Emmanuel” significa “Dios con nosotros”. Juntos, declaran que Dios salva a la naturaleza humana por medio de identificarse con ella, Jesús es totalmente humano y divino.
3) Dios Espíritu Santo: Jesús les dice a sus apóstoles la noche antes de su crucifixión, después de anunciar su muerte esperada, 16 “Y yo le pediré al Padre, y él les dará otro Consolador para que los acompañe siempre: 17 el Espíritu de verdad, a quien el mundo no puede aceptar porque no lo ve ni lo conoce. Pero ustedes sí lo conocen, porque vive con ustedes y estará en ustedes”. (Juan 14:16-17). El pasado domingo, en la Fiesta de Pentecostés, leímos la historia de ese evento en Hechos, que incluyó las palabras, “y todos fueron llenados del Espíritu Santo” (Hechos 2:4) También, Pablo les preguntó a los cristianos en Corintio, “¿Acaso no saben que son el templo de Dios y que el Espíritu Santo mora en ustedes?”
(1Corintios 3:16).
¿Qué significa que fuimos creados a la imagen de Dios?
Me adelanto a decir que estas reflexiones son una manera pequeña de abordar esta pregunta, la respuesta solo puede ser revelada en el Reino de Dios. Una vez dicho esto, veamos estos aspectos espaciales de Dios que informan y guían nuestras vidas.
1) Dios trasciende su creación y a la vez se expresa en cada parte de ella. Estamos hechos para encontrar nuestro verdadero hogar, nuestro propósito eterno, por medio de ver a este mundo desde la perspectiva del Reino de Dios. En la colecta para Propio 4, que fue usada esta semana pasada después de Pentecostés, oramos por la misericordia de Dios, “que, contigo como nuestro líder y guía, podamos pasar las cosas temporales que perdemos y no las eternas” (BCP, p. 616). Es fácil perder esta perspectiva, influenciada por el ruido de esta vida. De verdad, las noticias de esta última semana han demandado nuestra atención y nuestras oraciones. Sin embargo, solo Dios nos puede mostrar cómo “sobre pasar” estos eventos de manera segura, sin perder nuestra ancla en Dios y su propósito. La complejidad de la dinámica social no nos debe cegar de nuestra vocación divina.
2) Dios se identifica y se une así mismo con la naturaleza humana. Fuimos hechos para tener esta relación, la cual no solo es el significado de nuestra salvación, pero también nuestra reconciliación con toda la humanidad. En el resumen de la ley, citando los mandamientos de amar a Dios con todo nuestro ser y a nuestro prójimo como a nosotros mismos (Mateo 22:37-40; 2019 BCP, p. 106), se nos recuerda que estos no son separables. Leemos en 1 Juan, “ Si alguien afirma: «Yo amo a Dios», pero odia a su hermano, es un mentiroso; pues el que no ama a su hermano, a quien ha visto, no puede amar a Dios, a quien no ha visto. 21 Y él nos ha dado este mandamiento: el que ama a Dios, ame también a su hermano”. (1 Juan 4:20-21). Cristo está en nuestro hermano o busca estarlo. ¿Dejamos que el amor de Dios fluya en nosotros para cada persona?
3) Dios vive en cada cristiano. En esta capacidad, el Espíritu Santo nos guiará a la verdad (Juan 15:26) y nos equipará para el ministerio (I Corintios 12). Para cosechar los beneficios de esta obra, necesitamos desarrollar una apertura a lo que Dios está haciendo dentro de nosotros. Recordando el evento de Pentecostés, sabemos que el Espíritu dentro de nosotros también nos une los unos a los otros y nuestro llamado está conectado con toda la iglesia; no somos cristianos en solitario, ya que no hay tal persona.
Ser creados en la imagen del Dios trino, somos creados para que nos relacionemos con Él y al mundo en estas 3 maneras. ¿Sobre el Padre, seguimos buscando su perspectiva en esta vida, este mundo? O, ¿nuestras oraciones a Él tienen que ver con los deseos y problemas de esta vida? ¿Confiamos en eso “para los que aman a Dios todo funciona para bien, para los que son llamados a su propósito” (Romanos 8:28)?
Sobre el Hijo, dejamos que Dios sea revelado a nosotros por medio de nuestra humanidad entera o ¿tratamos de mantener nuestra vida espiritual separada de nuestra vida corporal diaria? También, ¿buscamos servir a Cristo en los demás, con amor de él para ellos?
Sobre el Espíritu Santo en nosotros, tomamos nuestro lugar dentro del cuerpo de Cristo. Podemos hacer esto por medio de la oración y al hacer contacto aun cuando no podemos adorar juntos. También, ¿Cultivamos tiempo en silencio, oración para escuchar y reflexión? ¿Leemos las escrituras y a los santos y a los maestros quienes nos pueden retar a aprender más de lo que ya sabemos? El Espíritu fue mandado para guiarnos; ese camino no es descrito como culminado ene esta vida.
Este gran día de fiesta de Domingo de Trinidad es raro en el calendario en no conmemorar un evento, pero en vez provee una oportunidad para celebrar lo que dios ha escogido revelarnos sobre Él. Y, como somos hechos a su imagen, también sombre nosotros. Como oró Pablo por su iglesia, “la gracia de el Señor Jesucristo y el amor de Dios y la hermandad del Espíritu Santo estén con todo ustedes” (2 Corintios 13:14).
COLLECTA:
Dios todopoderoso y eterno, nos has dado a nosotros tus servidores gracia, por medio de la confesión de la fe verdadera, para reconocer la Gloria de la Trinidad eterna, y en el poder de tu majestad divina adorar a la Unidad: mantennos enfocados en esta fe y adoración, y llévanos al final a verte a ti en tu única y eterna Gloria, oh, Padre, que con el Hijo y el Espíritu Santo vives y reinas, un solo Dios, por siempre y para siempre. Amen
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